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12 febrero 2013

La libertad del inocente


Decían que mi  convicción no podría realizarse, que nunca podría volver, pero mi terquedad me impulsó, prefería la dignidad de morir enterrado en la arena de aquel inmenso desierto, que esperar por mi madre que desde hace 3 días no regresaba. Realmente no era que sintiera preocupación por ella, dado que mi condición física no la beneficiaba y lo más seguro es que como a un bulto de basura me dejara al lado, mientras que a mi hermana Sarabi la llevara consigo. No podía quejarme eso siempre tendría que ser  el día a día hacia la  supervivencia. No culpo a nadie, más que al cuerpo que poseo por no  responder, a  los pies por flaquear, pero mi espíritu aún no se rinde, buscare lo negado, la felicidad de no ver a la  muerte tan cerca o luchar contra ella. La terrible realidad se ve al  llegar los primeros rayos de luz  hasta el desfallecimiento del astro luminoso, los cuerpos en pila rodean este lugar, que no es más que un comedero de buitres, que entre su putrefacción, los cadáveres aún no han secado sus lágrimas. Aquellos mis únicos aliados, me tienden la mano para ir con ellos, pero les digo cordialmente que así sea locura, si voy a morir deseo hacerlo siguiendo el único sueño que he tenido, librarme de la carga de mis ancestros, recorrer largas distancias sin buscar la comida , aunque mencionan que es la que mantiene la vida, no quiero creer eso, porque el deseo de ella, destruyo la pequeña esperanza que tenía con el amor de la madre que se fue, solo con eso soportaba el dolor que sobre los huesos que transparenta mi piel, sofocan el respirar , en contradicción un gran estómago que es un obstáculo en el caminar.
El elefante se sentirá triste, muchas veces lo pensé, o se sentirá ofendido de que tomemos su orina para aliviar nuestra sed. Creó que ya no es tiempo de pensar en eso, debo emprender el viaje que desde hace años debí comenzar. No tengo equipaje, solo llevo el propio ser, a una tumba en la que pueda descansar y si a mi mamá me encuentro antes de eso, sería perfecto.
El viento sopla con intensidad, no puedo casi sostenerme. Me siento mareado, la luz del sol es fuerte, mis plantas están quemadas. Sin embargo eso dejó de importar. Al mirar el entorno lleno de soledad, finalmente comprendo que siempre estuve así, pero aún al darme cuenta no ocurre ningún cambio en mi sentir. De pronto observe algo a lo lejos, parecían dos cuerpos tirados en aquel ardiente suelo. Lentamente me acerque a ver quiénes podrían estar sobre el sueño eterno. Sorprendentemente ahí se encontraba Sarabi muerta, pero la otra persona no era mi madre, solo otro niño. Nada salió de mi corazón, puse a mi mente a trabajar para responderme, me he vuelto inmune. Mejor continuo, eso tiene que ser siempre mi respuesta. Espejismos o alucinaciones, de eso se trata, comprobé al retirarme del sitio. Veo la debilidad acercándose, grito con histeria, busco algo en que reposar. Una cueva a unos 6 metros estaba, continuo avanzando hasta estar frente a ella, suavemente puse la cabeza en una roca , la noche cayo y el día de pronto volvió a nacer. Al abrir los ojos, encontré que aquellos animales que comen la carne de los míos, seguían mi paso, ya habrán acabado con mis amigos los muertos, aquel pensamiento rodeaba mi cabeza y por otro lado me convencía  de  realmente no saber  nada, pero bueno, parecía que simplemente era mi turno, ¿verdad? Al menos el  hambre no me tocara más, no será mi dueña, no extrañare nada, el dolor desaparecerá y por fin llegare a tener la libertad de soñar con otra cosa que no sea la comida que nunca vi. Atrápenme y llévenme aves de plumas negras, sean mis guías en la desintegración de quien fui, Sharik. Sin la presión de la vida, pondré en orgullo lo que  en ella, nunca tuve, un verdadero amanecer. La lluvia pronto se avecino ,  como podría ser posible, en un lugar tan seco y muerto. No se marchen buitres, no me dejen. Salí a ver el panorama, no fue tan solo lluvia lo que el cielo de blanca seda, me presentó. Los  rayos recorrían entre relámpagos aquel negro espesor, descubrí en él, mi nuevo depredador. Sigo siendo una presa eso nunca cambiara, pero modificaré algo esta vez, no me esconderé ante la fiera, porque ahora es mi beneficio ser devorado por ella. En el último ruido que llegue a escuchar, un calor desbordante entró desde mi cabeza a los pies, después solo oscuridad absoluta, comprendí que eso representaba mi muerte, esboce con dificultad una sonrisa y como predije, el cuerpo que deje lo encontrarían tirado con una mueca de infinita serenidad, que las aves negras  destruirían al avanzar su apetito, la reunión dio inicio con el abrazo hacia mis  hermanos de putrefacción, que me  esperaban en la puerta de un extenso jardín , ahí aguardando el descanso y la libertad del inocente. 

1 comentario:

  1. En base con el Decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga
    En el punto 8 “ Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No distraigas viendo tu lo que ellos no pueden o no les importa ver”
    Tienes la idea exacta de lo que escribes, conoces bien a tus personajes creando personalidades únicas; sabes bien a donde van tus personajes y al igual que tus personajes tienes una personalidad única y se refleja en la forma en que escribes.
    Llevas un orden y lenguaje correcto de manera que es agradable y adjetivas lo suficiente usando las palabras precisas sin caer en la exageración.
    Pero pienso que necesitas un poco mas de profundidad y falto que describieras un poco mas el ambiente en que se desarrolla el cuento, ya que no supe de donde salió el elefante o si solo era un espejismo o alucinación. Al igual que los personajes el contexto de la historia es de gran importancia.
    Aun así cuentas con una originalidad ya que como dice Quiroga no piensas en alguien ni piensas impactar a alguien con tu historia, sino que solo piensas en tus personajes al escribir y eso es lo que se tiene que lograr. Recuerda hay que tener fe y darle todo tu esfuerzo y dedicación a tu arte (escritura en este caso).

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