No
sé cuánto tiempo llevo despierto, creo que el suficiente tiempo como para darme
cuenta que este es mi último día de vida. No pienso recurrir al suicidio creo
que sería la manera más cobarde de desaparecer pero esa sensación de haber
vivido lo suficiente ha llegado. Creo que para mis veinticinco años la muerte
es muy prematura pero no la considero injusta pues hay personas que no tienen
la ventaja que yo.
La
alarma suena de manera constante avisándome que debo volver al mundo real
siendo este el motivo por el cual me levanto de la cama y decido empezar mi
último día dirigiéndome a ese pequeño lugar donde se encuentran mis trajes, siempre
llevo el mismo traje gris con el mismo estilo de corbata que al imbécil de mi
jefe le gusta y creo que me hace vestir así para no opacarlo porque acá entre
nos soy un poco apuesto, bueno al menos mas que el si lo soy. Miro ese traje
que me regalaron hace un par de años y pienso que hoy es la oportunidad
perfecta para usarlo. No tiene nada de especial solo es uno de esos trajes
negros que le pondrían a un chico bonito y pondrían la foto en un catalogo
haciéndolo parecer muy caro pero en realidad es más barato de lo usual. Después
de cambiarme me miro en el espejo y parece que estoy listo para ser enterrado,
que irónico es esto debería estar lamentándome pero estoy riéndome como idiota
frente al espejo.
Antes
de salir de mi departamento doy un recorrido rápido para verificar que tal vez
mi hogar no sea el motivo de mi muerte pero aparentemente no es eso. Al salir
del lugar y colocar las llaves sobre la perilla miro al suelo y noto que hay
una credencial en el suelo, cierro la puerta y me dispongo a recogerla y miro
el nombre “Paul Andrade” no me extraña ver que el sujeto de la foto tenga nada
mas un apellido pues mi madre también tenía uno solo. Guardo la credencial en
mi cartera y me dispongo a caminar hacia mi trabajo. Al bajar en las escaleras
del edificio me topo con Wardo el portero un hombre grande de unos treinta y
pico de años que probablemente en sus
tiempos de juventud pudo haber sido un jugador de football americano ´Buenos
días señor´ me dice con toda cordialidad y eso es fácil de suponer pues no le
he pagado el mantenimiento desde hace dos semanas pero en realidad si pensaba
hacerlo. ´Buenos Wardo, disculpe encontré esta identificación justo en la
entrada de mi casa ¿Podría dejarla aquí? ´ me mira fijamente intentando
recordarme que le debo algo y de manera cortes me responde ´Claro que si joven
usted sabe que estamos para servirle´ me sonríe y yo hago lo mismo mientras me
despido con la mano y sigo mi camino por el por el portal de la puerta que
conduce a la calle. Estando afuera camino hacia la parada del camión.
El
viaje en el camión no fue la gran cosa tenia la leve esperanza de que algo
sucediera pero no. Subo al elevador presiono el botón que me llevara al decimo
piso, la puerta se cierra lentamente mientras veo como alguien se alcanza a
quedar a fuera. Bajo del elevador y me dirijo al despacho de mi jefe. El me
detesta por una muy sencilla razón, hace
unos años este hombre era conocido como “El Puerco” y eran por dos simples
razones:
1)
Por tener cuerpo del ya mencionado, ustedes saben panza larga y piernas cortas.
2)
Hace tiempo este hombre tenía una aventura con su asistente y su mujer lo
descubrió solo con una de sus tantas amantes.
La
condición para que no se separaran era que ya no tuviera una asistente y si
tenía uno que fuera hombre. ¿Por qué simplemente este hombre no se separo de su
mujer? Es una respuesta simple pero triste, cuando eran jóvenes se amaban mucho
y decidieron casarse por medio de bienes mancomunados no les importaba tanto el
dinero pues no lo tenían pero con el paso del tiempo este hombre fue subiendo
de puesto en puesto y alcanzo el máximo puesto, el ser jefe de un despacho
jurídico. Poco a poco su amor fue perdiendo el rumbo y toda atención era hacia
todo aquello que le daba placer por un momento pero jamás decidió divorciarse
por temor a perder toda su fortuna y prefirió pagar cuentas de tarjetas de
crédito y darle todos los lujos que ella quería al momento que los pedía. ¿Cómo
es que sé esto? Es una
oficina aquí todo mundo sabe todo así que las cosas no son muy claras, esta
clase de cosas me hacen darme cuenta en qué tipo de mundo vivo y me doy cuenta
que no es tan malo irme.
´Hey
Jacobo bobo quien te dijo que podías venirte vestido así´ es lo primero que me dice al verme entrar a su
oficina, sabía que traer este traje iba a ser un dilema pero intento cambiar de
tema ´Señor Martínez llego la caja de archivos que pidió ayer´ me mira de
manera agresiva ´Saca una copia de cada documento y después los guardas en la
bodega y por cierto parece que vas a un funeral con ese traje´ no sé si espía
mis pensamientos pero me perturbo un poco eso. Logro ignorarlo y hago lo que me
pide me dirijo hacia la máquina de copias y fácilmente ahí pierdo al menos 3
horas y media de mi vida. Mientras saco las copias me dispongo a tomar una taza
de café, esto confirma toda sospecha que he tenido desde esta mañana, el café
sabe distinto, los sabores juegan en mi paladar, logran estar un rato ahí y el
vapor se impregna en mí como si nunca quisiera irse y me perfuma de su fuerte
aroma recordándome que así es la vida en momento estamos aquí y dejamos esa
esencia y esta eventualmente desaparece con el paso del tiempo. Pasa el rato y
miro atrás de un gran ventanal como empieza a llover y la lluvia golpea de
manera salvaje el suelo hasta poder darme cuenta que no es lluvia sino granizo,
se acerca un abogado y alcanzo a oír como blasfema entre dientes y solo puedo
responderle ´ ¿Acaso la ciudad no se ve mejor cuando llueve?´ el me mira de
manera incrédula ´Se nota que nunca tuviste niñez´ y camina de largo dejándome
disfrutar del paisaje, creo que es hermoso disfrutar de este ultimo paisaje, es
un regalo único. Al fondo por el reflejo miro al mismo abogado riéndose de mí
junto con una mujer de avanzada edad y un hombre calvo que parece que le están
pellizcando los pezones por la expresión de su cara pero no vale la pena seguir
prestándoles atención.
Noto
que he terminado de sacar las copias y empiezo a guardar las hojas en la caja y
me doy cuenta que necesito una segunda caja, voy a la bodega y me parece ver a
alguien conocido o más bien conocida pero verla me parece gracioso porque parece
que baila al ritmo de la música pero en realidad solo la acompaña el silencio,
ella sigue en lo suyo y yo recojo la caja parece que ignora mi presencia o será
que no se ha dado cuenta que alguien la vio. Recojo la caja y salgo de la
bodega para después regresar a dejar los papeles, al momento de entrar ella ahora no solo esta danzando su canto empieza
a ser notorio ´Some day, when i'm awfully low, when the world is cold, i will feel a glow just thinking of you...
and the way you look tonight´. La miro sorprendido porque no lo hace
mal pero creo que debo interrumpirla ´ ¿Te gusta Sinatra? ´ Lo digo en un tono
de voz casi imposible de ignorar y en efecto ella se da cuenta que la he estado
observando desde hace un buen rato ´Oh disculpa no me di cuenta que alguien
estaba aquí´ sonrío al ver que en realidad ella esta apenada, nunca había visto
a esta chica tan linda, podría ser el modelo perfecto de chica ideal para mí,
es de estatura promedio, cabello teñido en un color rojizo y grandes ojos que
muestran tanta pena en este momento. ´No quise incomodarte pero es mejor que te
hubiese visto a que lo hiciera alguien de la oficina, son como una pecera de
pirañas´ Ella ríe y se presenta su nombre es Julieta, es su primer día como
pasante en el despacho, contamos leves detalles sobre la oficina hasta darnos
cuenta que hemos perdido al menos cuarenta y cinco minutos de una plática muy extensa.
Llego a mi cubículo y miro lo alto de la oficina, nunca me di cuenta de esos
detalles que parecían ser notorios en todo momento pero siempre note las
pequeñas sonrisas de una chica hermosa o cualquier manifiesto de emoción ajeno
al mío.
Pasa
el tiempo en la oficina, llega la hora de salida y recojo mis cosas dejándolas
a modo de asegurar que mañana regresare pero no es así. Camino hacia el
ascensor y no miro a Julieta por ningún lado creo que ya se pudo haber ido, el
ascensor abre sus puertas y entro en el, la música me arrulla por un momento y
me hace sentir cómodo, se abre la puerta y salgo caminando de prisa por temor a
ser atrapado por la lluvia, a lo lejos escucho a alguien gritar mi nombre ´ ¡JACOBO! ´ Volteo
y parece como si fuera mi último deseo hecho realidad, es Julieta corro hacia
su automóvil y entro en el ´Pensé que te quedarías un poco más en la oficina y olvide
invitarte a tomar no sé si quieras venir o si quieres podría llevarte a tu casa
´ No tardo en responder una respuesta que sería coherente para esta
ocasión ´Que te parece si vamos a mi
casa, te podría preparar algo´ su sonrisa me dicen todo, ella maneja con toda
tranquilidad creo que es otro de mis deseos cumplidos, conocer a una mujer que
no maneje de una manera salvaje aunque si lo pensamos bien esta sería mi muerte
segura pero estoy seguro de que no pasaría así. Mientras manejo no puedo evitar
ver las luces de la ciudad en pleno movimiento creo que es mejor que aquella
vez que use mariguana por primera vez y las luces parecían brillar más y
parecían dejar grandes estelas a lo largo del camino pero esta vez es
diferente, creo estoy disfrutando de lo que será mi último viaje y me hace
sentir afortunado el saber que estaré lejos de todo esto y tal vez en algún
momento lo extrañe en donde sea que este. El viaje ha terminado, parece como si
ella conociera el camino a mi casa. Bajamos del auto y parece que ha dejado de
llover, el edificio queda muy cerca y no tardamos en entrar mientras ella me
platica porque decidió estudiar derecho. Dentro del apartamento nos ponemos
cómodos e intento prepararle algo de cenar, me doy cuenta que solo hay un poco
de queso y unas tortillas es fácil conocer el platillo de la noche y en
efecto ella queda satisfecha o al menos
eso aparenta pero no importa. Estamos sentados en el sofá y platicamos sobre lo
que podría pasar sobre el nombrado fin del mundo pero ella dice que el fin no
importa que el fin llegue ese llega cuando
nos tiene que llegar.
Estamos
solos no hay nadie y creo que si es mi última noche no debo limitar pero
tampoco debo ser grosero y olvidar mi postura como caballero. ´ ¿Puedo entrar a
tu baño?´ me pregunta como una niña de cinco años lo haría ´Claro el baño
esta…´ ella me interrumpe ´Lo sé esta
dentro de tu cuarto´ me quedo mudo, me extraña que ella sepa esto pero tal vez
lo dedujo porque no está a la vista, pienso durante unos minutos y ella llega
más pronto de lo pensado. ´Tienes bonitos ojos, ¿Lo sabías?´ me dice ella
mientras se acorruca entre mis brazos y en un momento nos miramos fijamente,
mis labios se acercan a los de ella pero
al acercarme cada vez mas ella mueve su cabeza a un lado y me mira de la manera
más seria posible, creo que nunca había notado tanta profundidad en la mirada
de alguien, nos miramos y ella rompe el silencio ´Has estado esperándome todo
el día, no sé cómo es que lo has sabido pero aquí estoy, no era mucha
casualidad que una persona dejara una identificación afuera de tu casa, en
realidad era un ladrón pero las cosas salieron mal y este huyo, así evitaste
morir asesinado mientras dormías o si hubieses esperado al camión que siempre
subes tal vez tu destino seria haber
muerto en un accidente de tránsito pero no u otra opción hubiese sido que no
presionaras el botón del ascensor tan rápido así evitaste que yo subiera y
murieras en raro accidente de ascensor de esos que les suceden a 1 entre
100,000 pero estoy en tu casa hablando
sobre como podrías haber muerto´ me doy cuenta hasta ahora a lo que me
enfrento, la parca tiene sus jugadas y son más interesantes de lo que parecen ´Debería
sentirme asustado pero no es así ´ me acerco a ella un poco mas y le susurro de
manera poca audible ´Llévame contigo´ me mira y me examina con una delicadeza
única ´¿Estás seguro que quieres irte?´ no tengo mucho que decir y simplemente
asisto con la cabeza. Ella se acerca con tal suavidad y pone sus suaves labios
sobre los míos y me da el beso más profundo que he recibido en toda mi vida, de
esta manera me pierdo en su mirada voy entre cerrando los ojos poco a poco de
tal manera que ella se desvanece entre mis brazos y caigo en un sueño tan
profundo del cual nunca voy a despertar.
Decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga.
ResponderEliminarAl leer las primeras lineas te atrapa por completo, por que enseguida te muestra la problemática de la historia, pero te deja una intriga al decir " pues hay personas que no tienen la ventaja que yo" y puedes crear una lista de posibilidades de lo que podría ser y te incita a seguir leyendo porque lo quieres descubrir.
La narrativa no cae en el uso de demasiados adjetivos lo que lo hace muy sencillo de leer y entender, pero al describir al resto de los personajes lo hace de una forma sencilla pero logra evocar una imagen muy clara, al igual que con el ambiente que los rodea.
Como sugiere Quiroga: "No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego", y fue exactamente lo que se hizo, inicia muy fuerte, después solo narra sucesos de un día normal que pueden parecer poco relevantes, aunque no lo son, para retomar la emoción en el ultimo párrafo.
Se pueden notar influencias de el mismo Horacio Quiroga, Edgar Allan Poe o Stephen King, usando el tema de la muerte y el suspenso en un medio muy cotidiano y no tan fantasioso.
En general me gusto mucho el cuento, pero fue mas de mi agrado que haya representado a la muerte en una mujer, porque era obvio que esta tentaría a Jacobo y no podría escapar del final que ya estaba esperando.