Visitas de la semana

13 abril 2013

Cosa de dos


Recuérdalo, por las dudas: todos los escritores inmortales se han muerto.
                                                        
                                     De Fernando Aínsa, “Olvido confirmado”.

¿Qué es lo que más desea una persona?   No lo sé, yo no soy exactamente eso, y si te preguntas quien soy, yo tengo la misma duda. Nací en una escuela cuando un profesor dejo una tarea, en la que todos sus alumnos crearon cosas majestuosas y un alumno poco respetado me creo a mí. Cuando el profesor me vio puso  cara pensativa durante una eternidad y dándole una palmada en la espalda lo animo a seguir esforzándose.
Al llegar a la casa mi creador estaba tan furioso que con lágrimas y maldiciones me hizo algunas modificaciones, es decir me golpeo y azoto, así que mis formas se modificaron. ¡Cuánto cambiaron las cosas! Si fue el día anterior cuando sus manos se deslizaban sobre mi metálica silueta, con excitante fascinación y un tibio cuidado. Su cara me anunciaba grandes cosas, sus ojos desorbitados casi no pestañeaban al tocarme exaltado. Hoy tiene esos mismos ojos mientras me golpea.
 ¿Ya te cansaste? ¡Pues para! Eso es, acuéstate. ¡No me mires de esa manera! Hasta pareciera que de nuevo te gusto ¡Estoy indignada! ¿Cómo me pudiste tratar así? Si eres capaz  de contemplarme extasiado, de haber gozado mi creación ¿Qué importa lo que diga el señor rechoncho de la mañana?
Por fin se durmió ¡Que gigantescas pestanas tiene! Que belleza le otorgan a sus ojos, y sus cejas, uff! En mi vida había visto cejas tan tupidas! Bueno, tal vez unas pocas semanas no sea mucha vida, pero…  pero que agradable es contemplarle.
Ya casi sale el sol, tengo miedo, ¿Cuál será su sentir al  abrir sus ojos para verme? No sé si tenga corazón, pero se destrozaría si él vuelve a rechazarme.
Han pasado ya cuatro anos. El ha hecho más creaciones, y de cada una, me pregunta mi opinión, reímos mucho juntos, porque a veces le salen unas cosas muy  chuscas. A mí me gusta verlo crear porque al hacerlo pone un rostro encantador, como si su alma se expandiese y entonces me lleno de celos, pero como él está contento, yo soy feliz.  Mucho tiempo temí  que llegaran, esas creaciones,  a ser más hermosas que yo, pero tengo la certeza de que a ninguna ama más que a mí.
Se acerca con un rostro desencajado diciendo “Es hora de madurar querida” pero pronto sonríe, está especialmente guapo, pero debo decir que me gusta más como luce sin esa cosa apretándole la garganta y ese suéter tan raro y cuadrado que llama saco. Con el tiempo entendí  que madurar significa que ya  casi no me  vería.
Un calamitoso día llevó a una intrusa a nuestra casa, era de belleza pasable, pero era una intrusa, una intrusa que definitivamente yo no quería en mi casa. El no me escuchó y al tiempo se casó con ella.
Casi lloro cuando la boba puso su gabardina sobre mi “NO SOY PERCHERO” le grite humillada
-Ohh mi cielo, no pongas eso ahí por favor-Dijo él, “Mi cielo”   pfff, yo no le veo lo azul, ni las nubes por ninguna parte.
La boba lo hace feliz, pero cuando ella no está, veo en los ojos de él  la frustración de haber abandonado su arte. Las cosas en la casa han cambiado, parece que ésta creció, hay más cosas en ella que la adornan. Siempre que mi creador llega trae ese hilo apretado en la garganta.
Hoy cuando llegó del trabajo, comenzó a llorar, de una manera que  lastimo mi corazón, la boba llego pronto, lo abrazó como me encantaría a mi hacerlo, él se refugió en su pecho, tras un largo rato el llanto cesó, ella no paraba de acariciarlo, pronto se quedaron dormidos.
La boba, ya no me parece tan boba, su nombre es Ariadne, y fue capaz de detener el llanto de El, así, se llama mi creador, y parece ser feliz con ella ¡ahh! ¡Está bien! Mientras él este bien, cuidare también de Ariadne.
Han pasado cuarenta años ya. El dolor empapa cara rincón de la casa, el llanto de Ariadne se escucha hasta más allá del patio, y el mío… si mi llanto fuere audible traspasaría la manzana.
Un señor rechoncho nos visitó esta mañana, vio las creaciones de El y las elogio grandemente, su feo rostro quedó embelesado al verme, ¡Hipócrita! Si fue quien hace años me desprecio y por cuya culpa, El, se enojoó conmigo. Le pidió a Ariadne llevarme con él, pese a mis pronósticos ella aceptó.
¿Son mentirosos o tontos? ¿Cómo pueden decir que algo es feo para después llamarlo divino?
Me tienen en una habitación muy grande, con muchos como yo, pero nadie que me iguale, hay muchas personas con copas en las manos, hablan de El, dicen muchas cosas buenas ¿De qué le sirve ahora?

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