El sonido de la campana al entrar hace notar la presencia de
un nuevo cliente, este llega y se
para justo enfrente del mostrador, finge
no escuchar la discusión que al fondo de la tienda está sucediendo entre el
gerente y el vendedor.
-Es que la ventas no pueden estar tan malas, justo antes de
que tu entraras a trabajar aquí estábamos en nuestra cúspide, fuimos nombrados cómo
una de las tiendas más seguras del área y de repente llegas y simplemente todo
se viene abajo…
-Pero señor yo no…
-Cállate,
el punto es que si no vendes algo hoy, a la chingada de aquí – el gerente le
grita al pobre empleado como si fuese el
culpable de todo evento sucedido en la tienda -
Bueno me tengo que ir, en la noche regresare para verificar si vendiste
algo. Bueno ve y atiende al cliente que acaba de llegar- lo toma de los
cachetes como si fuese un niño mimado y los aprieta frívolamente- Anda, ve y
atiende al señor que ya es como la
quinta vez que toca el timbre del mostrador.
-Está bien señor- El
empleado sale del cuarto y camina por un pasillo que por un lado tiene un gran
vidrio que es un espejo de doble vista, mira todas las armas que hay en venta.
Sale al área
principal de la tienda y mira a un hombre de unos 20 años, alto, blanco, con un
smoking de esos que parece que usarías el
día de tu boda.
-Buenas tardes- dice el cliente de la forma
más cortes posible.
-Disculpa el retraso – dice como si lo hubiese aturdido
alguna bala- pero en que puedo ayudarte, ¿Buscabas algún arma en especial?
-Sí pero estoy un
poco indeciso respecto a lo que quiero-
- Bueno dígame para que quiere el arma- lo dicen sin
levantar ningún tipo de especulación.
-Siento que me están siguiendo y quiero estar seguro, estoy entre estas 3
armas.
-Al menos ¿Tiene el
permiso necesario para poder sacar un arma?
- Por su puesto – lo saca y se lo muestra – pero estoy entre
estas 3 armas- las apunta, una es un revolver
con un mango de madera, la otra parece ser un arma muy pequeña y una totalmente
negra.
-Pues mire esta arma que si la probamos vera que funciona-
la saca la prueba y le pone una bala y la introduce a su boca mientras el cliente lo mira horrorizado- ve que bien se
mira en mi boca esto – lo dice atragantado y ¡BANG! Toda la habitación está
llena de sesos humanos.
-Bueno ya tengo un pretexto para no ir a la boda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario